diario La República 2004

 
ARTE

Nueva joven pintora para ver y estimar

* En el teatro El Galpón se exhibe hasta mañana una muestra pictórica y dibujística de Rouss, una montevideana joven que hace su primera unipersonal.


Escrito por: NELSON DI MAGGIO
 
Sábado 28 de febrero de 2004 | 06:57
 
 Una inspiraci
 
 
Rouss, nom-de-guerre de una montevideana nacida en 1972, podría elegir entre sus predecesores a Magalí Herrera y Cyp Cristiali, dos pintores inclasificables que elaboraron imágenes visuales marginadas de las convenciones provenientes de los ámbitos académicos y culturales. Aunque hizo breves incursiones por la Escuela Nacional de Bellas Artes (apenas un año) y en la Escuela Pedro Figari (casi dos años) con la curiosidad más por saber del empleo de los recursos técnicos e instrumentales que interiorizarse de una enseñanza formal, Rouss puede considerarse (y ella misma se considera), como los nombres citados, autodidacta.
Ese autodidactismo se reconoce de inmediato. No hay referentes, en el color y el dibujo, en la temática o la abstracción, de artistas conocidos, de aquí o de allá. Rouss desenvuelve una imaginería que se nutre de su propia interioridad ajena al mundanal ruido. Recurre a diversos materiales (óleo, lápiz acuarela, tinta china, bolígrafo, marcadores) y soportes (tela, cartón, collage, cajas) y deja que cada uno de ellos recorra la superficie con fluidez y rapidez (aunque pueda retomar la obra mucho después), en un acto de liberación, como una escritura espontánea. La línea es precisa y cortante, las formas abstractas pueden llegar, en algunos casos, a concretar hormigueantes figuras o rostros (que el agregado funcional de una lupa contribuye a la observación) hasta concretar, con sorprendente habilidad, un desarrollo rítmico y repetido relativamente análogo al arte tántrico. Esa seguridad de ejecución (no hay que confundir con la perfección técnica), que parece obedecer al dictado del inconsciente, se apoya, en la mayoría de los casos, en una inspiración extraña alimentada por una fuerte subjetividad. La fantasía surge de un individualismo radical, de introspección expresiva que intenta, por la plástica, entrar en relación con el prójimo, contar su vida, liberarse de los problemas que a sí misma se plantea, formular verdaderamente los apetitos que se desencadenan en su interior.
Las obras, de pequeño y mediano formato, están fechadas entre fines de los años ochenta y 2004. Sobre un atril hay una caja con la tapa pintada y dentro un muñeco de trapo donde se anida el misterio, mientras en la pared hay trabajos abstractos de sugestivos efectos por la composición abierta y sin límites. Del otro lado, se reúnen numerosos trabajos pequeños, que obligan a una lectura detenida, incluyendo el uso original del cartón corrugado, donde el receptor va descubriendo un abigarrado espectro de imágenes indefinibles, siempre atractivas. No sucede lo mismo en las composiciones más austeras en la distribución de elementos figurativos, que no parecen adecuarse, por ahora, a su temperamento.
Como sucede con todas las muestras que se realizan en boliches, restaurantes y fábricas de pasta, el descuido en el colgado es característico. En este caso, además, las demasiadas obras se perjudican por estar dispuestas en un pasaje a la cafetería, sin buena iluminación y, sin embargo, en el cuaderno de registro de firmas, no escasean los textos de elogios entusiastas. La muestra puede visitarse durante los horarios de función hoy y mañana. *

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