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Jueves 03 de diciembre de 2009 | 2:15
Rouss pertenece a ese sector de la actividad pictórica que suele recibir distintas calificaciones (ingenuos, primitivos, singulares, raros), porque no provienen de una formación académica estricta ni tampoco mantienen activos vínculos sociales o culturales con el medio artístico.
Viven un mundo propio, apartados de las urgencias y conflictos cotidianos, de las discusiones ideológicas o intelectuales que aquejan a la mayoría de los integrantes de la sociedad.
Dedicados con imperiosa necesidad interior de elaborar un universo artificial, un cuadro, una escultura, un dibujo, que recoja las pulsiones de una intimidad resguardada, contenida, revelada en ese obsesionante, paciente trabajo diario, demorado, va inventando sobre la marcha sus recursos operativos, temas y narrativas extrañas y bizarras.
Así lo documentó Rouss en la cafetería del teatro El Galpón, hace varios años, en donde se reveló una joven pintora que poseía recursos expresivos de singulares acentos, provenientes de una mano autodidacta pero firme en sus propósitos.
Son los que a partir de hoy, en una suerte de recopilación de trabajos representativos de los últimos veinte años (comenzó adolescente), la curadora Beatriz Remedio seleccionó veinte trabajos siguiendo una línea de continuidad estilística, ejecutados a la acuarela sobre papel, en su mayoría, de mediano formato y al acrílico, los mayores.
Dos recursos técnicos que recogen múltiples microformas, abigarradas, que se interceptan y sobreponen, cubren la totalidad del espacio, estremecidas y exultantes, finamente dibujadas o impulsadas por sostenido cromatismo, y siempre recorridas por erotismo secreto, abstractas y figurativas al mismo tiempo, intercalando frases cortas que capturan una fuerte afectividad que obligan a una lectura demorada y una observación minuciosa.
Nelson di Maggio, La República.
Jueves 03 de diciembre de 2009 | 2:15
Rara Avis. Hoy a las 18.30 horas, veinte trabajos a la acuarela y al acrílico
Rouss inaugura muestra pictórica en el Solís
Esta tarde a la hora 18.30 en el espacio Rara Avis, del Teatro Solís (Buenos Aires 678), Rouss (nomdeguèrre), inaugurará su segunda exposición unipersonal que, en este caso, consta de veinte trabajos siguiendo una línea de continuidad estilística, ejecutados a la acuarela sobre papel, en su mayoría, de mediano formato y al acrílico, los mayores.
Rouss pertenece a ese sector de la actividad pictórica que suele recibir distintas calificaciones (ingenuos, primitivos, singulares, raros), porque no provienen de una formación académica estricta ni tampoco mantienen activos vínculos sociales o culturales con el medio artístico.Dedicados con imperiosa necesidad interior de elaborar un universo artificial, un cuadro, una escultura, un dibujo, que recoja las pulsiones de una intimidad resguardada, contenida, revelada en ese obsesionante, paciente trabajo diario, demorado, va inventando sobre la marcha sus recursos operativos, temas y narrativas extrañas y bizarras.
Así lo documentó Rouss en la cafetería del teatro El Galpón, hace varios años, en donde se reveló una joven pintora que poseía recursos expresivos de singulares acentos, provenientes de una mano autodidacta pero firme en sus propósitos.
Son los que a partir de hoy, en una suerte de recopilación de trabajos representativos de los últimos veinte años (comenzó adolescente), la curadora Beatriz Remedio seleccionó veinte trabajos siguiendo una línea de continuidad estilística, ejecutados a la acuarela sobre papel, en su mayoría, de mediano formato y al acrílico, los mayores.
Dos recursos técnicos que recogen múltiples microformas, abigarradas, que se interceptan y sobreponen, cubren la totalidad del espacio, estremecidas y exultantes, finamente dibujadas o impulsadas por sostenido cromatismo, y siempre recorridas por erotismo secreto, abstractas y figurativas al mismo tiempo, intercalando frases cortas que capturan una fuerte afectividad que obligan a una lectura demorada y una observación minuciosa.
Nelson di Maggio, La República.
